El León y El Elefante

Un día, con escandaloso canto "quiquiriquí" de un Gallo, se rompió la quietud de una mañana. Un León al escucharlo, tembló de espanto y se dijo:

"No merezco seguir viviendo si el poder se diluye ante insistencia tan miserable."

Cuando así se recriminaba, vio llegar, pálido y tembloroso, a un gran Elefante. El León inquieto le preguntó:

"¿Qué aqueja y atemoriza a la más grande de las bestias?"

El Elefante respondió:

"¿Ve usted a aquel mosquito?. Ni más bien se posa dentro de mis orejas, su zumbido me vuelve loco de dolor."

El León rugió y dijo:

"¡Que dicha!, no hay poder que no esté acompañado de una debilidad."


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Moraleja
No existe fortaleza,
sin algo de flaqueza.
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