El León y el Ratón

Cierto día, un León dormía tranquilamente, hasta que notó que un pequeño Ratón, jugaba sobre su cuerpo. Este, despertó rápidamente y atrapó al Ratón; y cuando lo iba a devorar, el Ratón le dijo:

"Por favor señor León, perdóneme la vida, le prometo devolverle el favor fielmente."

El León, al oír esto, empezó a reírse como nunca, y como acto de desinterés, dejó escapar al pequeño Ratón.

Unos días después, el León fue víctima de una trampa hecha de redes de unos Cazadores. Tras intentar liberarse con su gran fuerza, no pudo, y en desesperación y molestia, empezó a rugir furiosamente. El pequeño Ratón, al oírlo, acudió de inmediato donde estaba el León, y al verlo en su estado, empezó a roer con sus afilados dientes la red. En cuestión de minutos, logro romper estas y así, el León quedo en libertad.

El León, agradeció al Ratón por su noble acto, y meditó seriamente sobre el favor que acababa de recibir, como también, prometió ser de ahora en adelante, más generoso.

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Moraleja
Nunca desprecies las pequeñas y honestas promesas,
cuando llegue el debido momento, éstas se cumplirán.

La Cigarra y la Hormiga

Hace mucho, llegó el Verano y una Hormiga hacendosa, recogía con gran afán granos de trigo y cebada para guardarlos en su granero y así poder alimentarse durante todo el Invierno.

En aquel momento, estaba la Cigarra que se la pasaba todo el día cantando, y cuando vio a la Hormiga, se sorprendió por cómo trabajaba tan arduamente en época en que los animales, dejaban sus faenas y se entregaban a la buena vida y a la diversión.

La Cigarra con sonrisa y relajo, dijo a la Hormiga que deje de trabajar y disfrute que se le una para vivir el momento y así no cargar con tanto trabajo ni tormento, sin embargo, la Hormiga dijo que no, porque era necesario recolectar mucha comidita para la temporada de invierno. Sin dilemas ni más palabras, la Cigarra no insistió y siguió en sus placeres y descansos.

Con el pasar de los días, llegó el invierno, y con él, la escasez de provisiones. La Cigarra no lo pudo creer, no había nada de comida por ningún lado, ya que la nieve y el frío había todo desplazado. Ella estaba muy hambrienta que lamentándose de su mala actitud y con vergüenza, fue hacia el nido de la Hormiga para pedirle unos cuantos granos para alimentarse.

Cuando la Hormiga la recibió, le dijo:

"¿Ya ves holgazana Cigarra cual fue tu recompensa?. Si hubieras trabajado en el momento oportuno como yo lo hice, en este momento no tendrías escases de alimento. Ahora canta pues, mientras YO como."

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Fábula: La Cigarra y la Hormiga

Moraleja
Si el ocio te causa tedio,
el trabajo es buen remedio.




El Pastorcito Mentiroso

Una vez, un Pastorcillo queriendo divertirse a costa de los demás, se puso a gritar con todas sus fuerzas:

"¡El lobo! ¡Viene el lobo!"

Entonces, los Campesinos vecinos al oírle, corrieron en su auxilio, pero al llegar donde este, encontraron al Pastorcillo acostado tranquilamente a la sombra de un árbol. Al día siguiente, y con más ganas de bromear, volvió a la misma jugada este Pastorcillo, y gritando dijo:

"¡Socorro, socorro! ¡viene el lobo!"

Los demás campesinos escuchando el auxilio, acudieron inmediatamente armados con hachas y palos. Sin embargo, su sorpresa fue muy molesta ya que no encontraron Lobo alguno, mas solo al Pastorcillo carcajeándose de la risa por su gran mentira. Los pastores indignados, regresaron disgustados a sus campos.

Al poco rato, un Lobo se apareció en la granja del Pastorcillo mentiroso, y aunque este mentirosillo, gritaba con todas sus fuerzas auxilio, nadie acudió a salvarlo. El Lobo, no teniendo contrincante alguno, se hizo dueño de las ovejas y para terminar con broche de oro su fechoría, se comió también, al Pastorcillo mentiroso.

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Moraleja
En boca del mentiroso,
lo cierto se hace dudoso.

La Liebre y la Tortuga

Cierta vez, una Liebre se encontró con una Tortuga. Y al verla tan lenta y paciente, empezó a burlarse de sus patas cortas y lento caminar. La Tortuga sin embargo, se defendió y dijo a la insensata Liebre:

"Puede que sea usted muy veloz señora Liebre, pero estoy más que segura de poderle ganar en una carrera."

La Liebre sorprendida por tal decir, aceptó el reto sin pensarlo, ya que estaba muy segura de que ganaría sin problema alguno hasta, con los ojos cerrados.

Al día siguiente, ambos propusieron a la Zorra que señale el inicio y la meta. Tras un breve ejercicio, empezó la cuenta de tres e inició la carrera entre la Liebre y la Tortuga.

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La Tortuga no dejaba de caminar y caminar, pero a su lento paso, avanzaba tranquila hacia la meta. En cambio la Liebre, ni más bien inició, dejó muy atrás a la Tortuga corriendo tan rápido como pudo sin mirar hacia atrás. Tras un rato, volteó hacia atrás la Liebre y al ya no ver a la Tortuga, estuvo muy segura de su éxito, así que decidió relajarse y, se echó a dormir tranquilamente.

Poco después, la Liebre despertó y miró hacia atrás para ver si aún no llegaba la Tortuga, al no encontrarla, cambió de vista hacia la meta pero su sorpresa fue colosal al ver a la Tortuga muy cerca de la Meta.

En un intento desesperado, la Liebre corrió todo lo que pudo como nunca, pero su esfuerzo fue en vano, ya que la Tortuga llegó y ganó.

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Moraleja
Con seguridad, constancia, y paciencia,
aunque parezcamos lentos, siempre lograremos el éxito.
Recuerden, poco a poco, se llega muy lejos.