Fábula del León y el Ratón (Samaniego)

Estaba un Ratoncito
preso en las garras de un León.
El desdichado
no fue preso por ladrón
de tocino, ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al Rey que descansaba.
Pide perdón, llora su insolencia.
Al Rey le gana la clemencia:
"Te perdono" le dice como sentencia.

Poco después,
cazando el León tropieza
con una red oculta en la maleza
y así prisionero se queda.
Resuena la selva rugiendo el fiero,
y el Ratoncito que lo siente
volando llega y roe diligente,
los nudos de tal manera
que al fin, a la fiera libera.

Conviene al poderoso
con los infelices ser piadoso,
pues puede verse necesitado
del auxilio del desdichado.

fabula del leon y el raton

Moraleja
Una bella amistad
hasta la eternidad,
exige verdad.
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