El León y el Conejo

Un León muy cruel que vivía en el monte, ocasionaba grandes destrozos entre los demás animales del bosque. Un día, todos se reunieron y se decía unos a otros:

"Si esto sigue así, dentro de poco todos acabaremos como almuerzo de aquel León."

Una Zorra muy mayor y sabia, les propuso que para frenar el hambre del León, él se coma a un animal cada día. Todos aceptaron la propuesta y la Zorra misma se ofreció para ir a conversar con el León. Cuando la Zorra explicó la propuesta al León, él aceptó sin mucho demora. Desde ese entonces, cada día se decide a la suerte quien de los animales será el que calmará el hambre del León.

Un día, la suerte cayó sobre un Conejo, así que tuvo que ir hacia la guarida del León para servirle de comida. En su camino, le se decía:

"Obedecer a quienes tenemos solo porque tenemos un gran apego a la vida. Pero si yo he de morir, ¿por qué debo someterme a la voluntad de León?"

El Conejo, empezó a caminar más lento y pensando, llegó tarde a su destino. Cuando llegó a su destino, el León rugió muy molesto ya que estaba muy hambriento. El Conejo se disculpó con voz humilde diciendo que la culpa era de otro León que también quería comérselo, pero lo liberó con la condición de que él regrese después de haber avisado al León.

El León muy molesto y fuera de si, deseó dar una lección a su adversario y pidió al Conejo que lo lleve hacia él. El Conejo contento llevó al molesto León hacia un profundo pozo y señalándole el reflejo del León en el agua le dijo:

"Mi Rey, ahí está su adversario."

El León soltó un gran rugido molesto y se lanzó contra el rival cayendo en el profundo pozo y así pereció.


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