El Abogado y las Peras

Cierta vez, un Abogado fue invitado a una boda que se celebraba en su pueblo natal, un tanto distante de la ciudad en que vivía.

Mientras estaba en camino, el Abogado encontró al borde de la carretera un cesto lleno de Peras. Como era de mañana, le sobraba apetito para comer, y como el banquete se veía prometedor, el Abogado despreció el cesto de frutas dándoles un puntapié arrojándolo al lodo.

Siguiendo su camino, se encontró con un río que debía cruzar, pero venía muy acaudalado a causa de las lluvias y para colmo, la corriente se había llevado el puente. Sin encontrar ningún medio como una barca que le permitiera cruzar, regresó a casa por el mismo camino sin haber comido nada.

Durante su retorno, el hambre lo acosaba constantemente, y a tal extremo, que al pasar nuevamente por las peras embarradas en lodo, no tuvo más remedio que levantarlas, limpiarlas muy bien, y comérselas.


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